Confidencias bajo el mar
Confidencias bajo el mar
Aunque, como entusiasta de su disciplina, cuando verdaderamente se la nota feliz es al abordar fenómenos como la fluorescencia marina y los tiburones de profundidad que recurren a esta estrategia en su tenebroso reino, donde nunca llega la luz del sol. De ahí, por cierto, el título del libro. También dedica un capítulo a los sofisticados sistemas de comunicación y ecolocalización de los cetáceos. Pero no sólo tiburones y delfines surcan las páginas de este libro, sino también criaturas tan sorprendentes como los insectos del género Halobates, con 46 especies marinas descritas hasta ahora, aunque debe haber muchas más, cinco de las cuales son pelágicas, es decir, capaces de vivir en aguas abiertas. Parafraseando a la propia Schnetzer, no deja de ser curioso que en el ecosistema más amplio y diverso del planeta estén casi ausentes los animales que mayor éxito evolutivo han alcanzado en los medios terrestres. También relata que la ballena azul ha perdido su llamativa corona como animal marino más grande del mundo, en beneficio de una sorpendente medusa del género Apolemia. Finalmente, está justificado que titule el epílogo. Lo que aún se esconde ahí fuera, pues es muy consciente de que no hemos hecho más que arañar la superficie de un mundo todavía desconocido.
En definitiva, un libro ameno y escrito con pasión. De divulgación científica, sí, pero sin renunciar a la denuncia ambiental y a las peripecias personales. ¡Bien por Julia!