Pura y llanamente verdad

Cuando visité por primera vez Aguilar de Campoo ansiaba respirar el aroma de las galletas… Pero era sábado y las fábricas no estaban en marcha… Lo que sí estaba en funcionamiento era el invierno. Entre una densa niebla y una fina lluvia descubrí el bello claustro del Monasterio de Santa María la Real. Y vestidas de blanco me sorprendieron las cumbres de las montañas que se asomaban a las ventanas del Parador de Cervera. Sólo en una mañana sentí lo que era la Montaña Palentina. En unas horas descubrí la esencia de esta tierra: la montaña, soberbia; y el románico, rotundo. Y en la estación del año que más la embelllece.
Y ahora es para mí un placer mostrarles las bondades de una región en la que la naturaleza se muestra en todo su esplendor, en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, en Covalagua y en Las Tuerces. Es maravilloso llegar a cada una de las iglesias y monasterios centenarios que son, como dice el autor del reportaje dedicado al románico, “pura y llanamente verdad”. Y es muy satisfactorio comprobar que, sus vecinos, orgullosos de lo que tienen, saben que proteger estos tesoros es la llave de su futuro.
Pocos destinos resultan tan completos como este, capaz de saciar el hambre de los espíritus amantes de la naturaleza y de satisfacer la curiosidad de los fanáticos de la historia y el arte. Románico y montaña compartiendo un mismo espacio, formando parte el uno del otro. Y, mientras esperamos distinguir las huellas del oso pardo, respiramos el aroma a galleta…
¡Qué lo disfruten, de verdad!

 

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