Todos los continentes cuentan con especies de langostas que pueden generar las temidas plagas. Antiguamente se utilizaba la religión, los encantamientos, las rogativas y el pensamiento mágico para intentar paliar las calamidades generadas por el insecto. La institucionalización del pensamiento científico en el campo de la entomología, llevada a cabo en la segunda mitad del siglo XIX, cambió el paradigma interpretativo.

A principios del siglo XX, el científico ruso Boris Uvarov construyó la llamada "teoría de las fases" y descubrió los mecanismos de aparición de las plagas de langostas. Fundó la llamada "acridología", la ciencia de la prevención y lucha contra las plagas de este insecto.

La ciencia, los intereses económicos y la acción de los estados más desarrollados hicieron que las plagas de langostas comenzaran a controlarse desde mediados del siglo XX. Aún así, la langosta, hoy, sigue afectando sobre todo a aquellas regiones del planeta con problemas económicos, dependencia de recursos internacionales, guerras y desorden institucional.

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