Filosofía Zoológica [Lamarck, 1809] es reconocida como la primera obra en la que se presenta la transformación de las especies , coo teoría y como concepto universal de la naturaleza. El germen intelectual de todo el maremoto que se consolidaría tras la irrupción de Darwin en la escena científica del siglo XIX, cincuenta años más tarde. Una contribución de altura, aún no siempre justamente reconocida, por la que este libro merece un lugar privilegiado en la historia de la ciencia.
No obstante, la potencia de Filosofía Zoológica no se agota aquí, y su contenido excede el mero papel de introducir este concepto. Este libro trata de esclarecer las causas generales de los fenómenos vitales, sus mecanismos y su naturaleza, a través de un sistema de principios que quedan coherentemente integrados y dan soporte a su visión transformista del mundo. La evolución no es el tema central del libro, es su columna vertebral. Un axioma sobre el que desplegar un entendimiento de lo vivo bajo una óptica sin precedentes. La evolución, tomada como hecho, debe ahora ser examinada, formalizada y usada como principio organizador de la naturaleza viviente.
Filosofía Zoológica es, en síntesis, una obra con la que su autor introduce un método, una filosofía, con la que afrontar la complejidad dinámica de la naturaleza. Una visión unificadora a la luz de la evolución, a la que el propio Lamarck se referiría como Biología. Un concepto nuevo para una nueva disciplina.
Una proposición arriesgada, osada, que es acompañada de todo un ideario igualmente quijotesco. Un sistema que trata de arrojar luz en el más primigenio de los vacíos. Lamarck, al enfrentarse a los fenómenos más diversos, derivados de la observación y de su misma introspección sensorial, abarca algunas de las cuestiones generales de la naciente Biología. En sus planteamientos, se entremezclan especulaciones fantásticas con intuiciones geniales. Un estilo que hoy, como entonces, no dejará indifer