Todo viaje fantástico, incluido el de recorrido subterráneo, es escenario, itinerario y símbolo de una lección moral, de una desesperada recuperación del tiempo pasado, de una crítica social, o de una comparación con nuestro mundo. Por eso los viajes fantásticos en general, y en particular los que se internan en la profundidad de la Tierra, son casi siempre como parábolas que hay que desentrañar. Tras La Tierra de Jules Verne y La montaña y el arte, Eduardo Martínez de Pisón cierra esta trilogía sobre Geografía y Literatura rindiendo un homenaje explícito a la célebre novela de Jules Verne, Viaje al centro de la Tierra, para disfrutar, junto con sus posibles lectores, de las portentosas aventuras que, a lo largo de los siglos, poetas y escritores –de Homero a Verne, de Virgilio y Dante a George Sand–, han imaginado en ideales descensos al interior del Planeta. En ellos ha quedado descrita una geografía literaria de las entrañas terrestres que bien merece un repaso. Este libro es, pues, una nueva exploración personal del autor, geógrafo y ensayista, por los límites de su materia, la Geografía. Allí, la región de la geografía fantástica es un campo inagotable; y en él, uno los terrenos más atractivos y recreados literariamente desde la antigüedad es el de los imposibles viajes al centro de la Tierra.
En la fabulosa aventura para los mortales de la travesía del interior del Planeta, la devoción, la imaginación, la osadía, la ciencia, el método, la técnica han encendido de modo conjunto, alternante o sucesivo los espíritus, han narrado lo supuesto o lo encontrado y nos han conducido por la cueva y el laberinto, por los que nos siguen guiando Odiseo, Eneas, el mismo Dante junto a Virgilio, don Quijote, o el joven Axel en compañía del profesor Lidenbrock. Sus fantásticas geografías y sus emocionantes historias constituyen y ensanchan nuestro mundo y nos permiten ir más lejos que lo que alcanza nuestra sola experiencia o nuestra limitada imaginación.